Celebrar este año es un camino.
Celebrar un Año Ignacio no es un fin en sí mismo
“Celebramos este año para recordarnos la oportunidad diaria de experimentar una nueva conversión y vivir una experiencia transformadora. Es un llamado a permitir que el Señor nos descubra un nuevo entusiasmo, interior y apostólico, una nueva vida, nuevos caminos para seguir a Cristo” afirman los padres jesuitas, remitiéndose a continuación a palabras del Padre General: “San Ignacio no es el centro de este Año Ignaciano, es el medio a través del cual necesitamos ir a Cristo. Cristo debe estar siempre en el centro”
A principios de 2021 se celebró un gran encuentro virtual en el que el padre Arturo Sosa sj compartió sus esperanzas y sueños para este año. Participaron más de 120 personas de todo el mundo dispuestas a colaborar, juntas: coordinadores del Año Ignaciano en las diferentes Provincias de la Compañía, representantes de las Conferencias, representantes de varias congregaciones femeninas de espiritualidad ignaciana y de Comunidad de Vida Cristiana (CVX), entre otros.
«Abrigo la esperanza y el deseo de que podamos trabajar juntos los miembros de toda la familia ignaciana para celebrar este año, redescubrir nuestras raíces comunes y así renovarnos personalmente y renovar nuestra visión del mundo”, expresó el Padre General en esa ocasión.
“En este encuentro se compartieron algunos proyectos que la Curia está desarrollando para el Año Ignaciano y ejemplos diseñados en las distintas Provincias, y se propusieron algunas herramientas para hacer posible una mejor colaboración. Este webinar anima a todos a impulsar los preparativos para el Año Ignaciano, a colaborar para hacer más fructífera esta celebración, a involucrarnos en las nuevas oportunidades, en sueños aún más amplios y optimistas”.
Todo el año –continúa el texto publicado por Jesuit Network – seguirá estando guiado por las Preferencias Apostólicas Universales 2019-2029. “Asimilarlas – afirma el padre Arturo Sosa – supone una conversión para cada uno de nosotros, nuestras comunidades y nuestras instituciones u obras apostólicas. Pidamos la gracia de un cambio real en nuestra vida-misión de cada día”.