Presentación signos generación 2018
Texto leído leído durante el ofertorio por José Ramaciotti Morales, estudiante de Cuaro Medio A en el que se destacan los distintos signos que los han marcado como generación 2018: las bitácoras, poleras, polerones, delantales de los y las auxiliares, destacando con ello el significado de ser comunidad.
Buenas noches sacerdotes, profesores, apoderados y compañeros.
Hoy, en nuestra última misa como generación 2018, queremos ofrecer ante el altar los distintos signos con los cuales, como ya casi ex-alumnos del colegio, nos quedamos tras nuestra estadía en este.
Como primer signo en forma de agradecimiento, queremos ofrecer las bitácoras que nos acompañaron en cada experiencia formativa que el colegio nos brindó. En estos cuadernos plasmamos los pensamientos, ideas y aprendizajes que llegaban a nuestras cabezas mientras realizábamos una pausa, tras agotadoras, pero siempre reivindicantes jornadas de trabajo.
Cada experiencia formó distintas conclusiones e inquietudes en nosotros, donde logramos cuestionarnos, desde lo privilegiados que somos, hasta las injusticias que se viven fuera de nuestras burbujas, injusticias que pudimos extrapolar en miles de ámbitos. Desde lo más brutal, como lo es la falta de oportunidades y educación deficiente, hasta lo más cotidiano, como el trabajo pesado sea rural o urbano.
Para muchos quizás, fueron esas experiencias las que nos ayudaron y nos mostraron a Dios reflejado en miles de rostros: un compañero, un asesor, un niño, una dueña de casa, etc… O quizás fueron esas miles de páginas que llenamos en los ejercicios espirituales, donde quienes los vivimos pudimos profundizar en nuestra interioridad y espiritualidad.
Bitácoras llenas de sueños y anhelos, rabia y frustración, preguntas e inquietudes. Son estos escritos, nuestro bien más preciado, allí está plasmado todo lo que el colegio y nuestras familias buscan, lo que la sociedad necesita.
Y como segundo signo queremos ofrecer distintas prendas que forman parte del colegio. Tenemos una polera de cuando éramos más chicos, delantales de los y las profesoras del colegio, de los y las auxiliares,de los tíos y tías del casino, y nuestra polera la cual nos acompañó durante nuestra estadía en el colegio. Los traemos al altar porque representan la comunidad ignaciana. Todas estas personas nos acogieron, nos acompañaron y formaron durante estos 14 años de colegio. Sin ellos, no estaríamos aquí presentes.
Lo que más destacamos, es el hecho de poder formar y aprender a ser comunidad. A que las necesidades del otro, se vuelvan necesidades propias, dejando todo por la ayuda por el que está al lado. Es decir, saber que no estamos solos en el mundo y que tenemos que hacer lo posible por servir al otro y como se dice, siempre se parte por casa.
Queremos agradecer por todos esos momentos tanto de reflexión interna, como de comunidad, porque nos ayudaron a forjar nuestra identidad, tanto personal como de curso y de generación. Ahora es nuestro momento de seguir poniendo en práctica esto que aprendimos. Ser mejor para y con los demás.