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Percibir a Dios en todas las cosas

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Marzo 12: por el camino de la santidad

El 12 de marzo 2022, se celebrará el tercer momento de los cuatro propuestos por la Compañía de Jesús como claves en la vida de San Ignacio:  la Herida, la Conversión, la Santidad y la Misión. Estos cuatro momentos invitan a reflexionar en torno a la santidad como camino y desafío en la vida personal y comunitaria hoy.

La fecha escogida alude al 12 de marzo de 1622, 66 años después de la muerte de Ignacio de Loyola, cuando el Papa Gregorio XV lo canonizó, junto a su compañero y gran amigo Francisco Javier, y otros dos grandes testigos del Evangelio: Teresa de Ávila, fundadora de la Orden de Carmelitas Descalzas, Felipe Neri, fundador de la Congregación del Oratorio e Isidro Labrador, patrono de Madrid.

Todos tienen en común que han puesto el centro en la experiencia personal e interior y no sólo en la claridad intelectual.  En el servicio a las personas y no sólo en la ritualidad colectiva. Para celebrar el reconocimiento de estos cristianos que hicieron del Evangelio su camino de vida, el Papa Francisco oficiará una misa que será transmitida en directo desde Roma.

Poco a poco

De Ignacio de Loyola se decía en su tiempo que era un hombre valiente, cada día más sabio y un loco por Jesucristo.

Su valentía le hizo un hombre tenaz.  Así se lanzó a defender Pamplona, para ser fiel al deseo que experimentaba como venido de Dios de ayudar a los demás, a pesar de sufrir persecuciones, encarcelamientos y continuas sospechas. Su valentía le hacía crecer, todo lo contrario a la porfiadez que nos bloquea, paraliza y endurece el corazón.

Su sabiduría espiritual le fue enseñando a escuchar la voz del Padre en medio de las encrucijadas de la vida, y a distinguir la fuerza del Espíritu a la cual entregarse.

Poco a poco fue apareciendo su santidad: esa inteligencia del corazón y transparencia en la mirada que le hacía percibir la presencia de Dios en todas las cosas y en todo momento.  Esta “inocencia” no era ingenuidad:  el ingenuo elude la complejidad de la vida, mientras que “el inocente”, el santo, la atraviesa para percibir el soplo sutil del Espíritu de Dios que da vida.

Los caminos de santidad están ahí como una propuesta de salida de sí mismo para perderse en Dios que nos transforma el corazón.  No para ser imitados, sino para recorrer el propio camino acompañado de quienes recorrieron en suyo antes, los santos. 

¿Cuál es el camino que el Dios de Jesús me ha invitado a recorrer a mí?  ¿Qué paso concreto de descentramiento experimento que debo dar en este tiempo?

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