Pausa educadores pilotos en el primer semestre
Detenerse, reflexionar, discernir son verbos que hablan de pausa; de hacer un alto en medio de las muchas actividades. Hace bien hacerlo de vez en cuando y es por eso que todo el equipo de pilotaje del colegio, constituido en diciembre de 2017 y que en 2018 ha asumido un trabajo desafiante, sumado a sus actividades acostumbradas, participó de una jornada de reflexión. El encuentro tuvo por objeto re mirar lo que se ha ido haciendo durante el año con la incorporación del Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) y vislumbrar lo que viene.
Pausa educadores pilotos en el primer semestre
Detenerse, reflexionar, discernir son verbos que hablan de pausa; de hacer un alto en medio de las muchas actividades. Hace bien hacerlo de vez en cuando y es por eso que todo el equipo de pilotaje del colegio, constituido en diciembre de 2017 y que en 2018 ha asumido un trabajo desafiante, sumado a sus actividades acostumbradas, participó de una jornada de reflexión. El encuentro tuvo por objeto re mirar lo que se ha ido haciendo durante el año con la incorporación del Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP) y vislumbrar lo que viene.
Una invitación del rector Jorge Radic a “volver permanentemente a los fundamentos, a qué nos inspira a hacer lo que hacemos y a buscar los frutos de nuestra identidad ignaciana”, inició la jornada. Allí quedó plasmado el eje de un encuentro que buscaba detenerse para reflexionar sobre lo que se ha hecho y, al mismo tiempo “desafiarnos” a continuar avanzando como comunidad colegio.
Le siguió media hora de pausa ignaciana guiada por el director de Pastoral y Cuidado de la Persona Juan Pablo Moyano sj. Fue el momento de agradecer, de re mirar por lo que pudo haberse hecho mejor y de pedir algo que necesitamos para seguir adelante.
El diálogo con otro educador que no se conoce tanto puso en común los sentimientos suscitados en la reflexión: “convencimiento, esperanza, agradecimiento, agobio, orgullo, re encantamiento, comunidad, frustración, desafío, cansancio y rearme”, fueron palabras que afloraron espontáneamente. Todas ellas fueran compartidas por el grupo que tras el almuerzo continuaron leyendo y reflexionando sobre el sentido del trabajo en proyectos y la identidad ignaciana.
“Con mucha alegría pudimos profundizar en la pedagogía ignaciana y establecer nexos entre la propuesta que surge desde nuestra espiritualidad y las innovaciones pedagógicas que estamos implementando”, subrayó la directora académica, Carolina Bravo.
La lectura de tres textos compartidos a través de una rutina de pensamiento que opera al modo del armado de un puzzle, inspiró el diálogo sobre la pedagogía ignaciana (1993) y en torno a la reflexión del padre general, Arturo Sosa sj en el Congreso Internacional de delegados de educación de la Compañía de Jesús.
Finalmente, la puesta en común dejó en claro el anhelo compartido de tener siempre a los estudiantes al centro de todo el quehacer educativo, a embarcarse con más energía y, pese a las turbulencias y contratiempos propios de un viaje, continuar la ruta, con mirada en el horizonte en esa “misión total de la educación que incluye el estudio, el trabajo, el arte, la imaginación, la creatividad, el sentido crítico -que es bastante frecuente entre nuestros estudiantes- yo creo que es muy importante. Todo es capilla. No hay sectores al margen de la educación. Porque toda la experiencia humana es una experiencia que sucede en a presencia de Dios y a través de todo crece la persona.” Adolfo Nicolás sj, en “La educación en la Compañía de Jesús” (2013).