Encuentro dominical de oración compartida 21 de junio
Hoy se nos invita a dejar entrar a Jesús en la sencilla y siempre novedosa cotidianeidad de nuestros días. En nuestros hogares y cuarentenas; allí viene el Señor a compartir la mesa, la incertidumbre y la esperanza.
Décimo Segundo Domingo del Tiempo Ordinario
Encuentro dominical de Oración Compartida 21 de junio
Tras las fiestas pascuales, hoy retomamos lo que eclesialmente se llama “el tiempo común, el tiempo cotidiano”, que este año desde la cuarentena no tendrá en ningún caso algo de común. Este domingo se inicia también el invierno que, como desde antiguo lo celebran los pueblos originarios, nos invita a renovar la vida, «como la tierra que germina después de la lluvia». (Isaías 55, 11). En este tiempo, todo es promesa de semilla oculta. Tiempo de ver cómo en el aparente silencio de las noches que se alargan, todo canta. Y cómo, bajo la oscuridad de los días de lluvia, la tierra llena de luz el verdor claro de sus nuevos brotes.
En medio de nuestra cuarentena y nuestra extraña cotidianeidad, estamos invitados a vivir también un tiempo de renovación y esperanza. “El Señor está conmigo” dice Jeremías. “No teman” nos dice Jesús. Y San Pablo nos recuerda que la gracia y el amor recibidos de Dios en su hijo Jesús son infinitamente mayores que cualquier falta que hayamos cometido. El pueblo mapuche nos dice, por su parte, que comenzó un nuevo ciclo, la vida se está renovando, “dew akui we tripantu”. (…) Dejemos entrar a Jesús en la sencilla y siempre novedosa cotidianeidad de nuestros días. En nuestros hogares y nuestras cuarentenas. Allí viene el Señor a compartir la vida, la mesa, la incertidumbre y la esperanza. Dejemos entrar al sol naciente, al we tripantu, empapando nuestros corazones de esperanza como la lluvia empapa la tierra y la fecunda. Leer homilía completa del capellán del colegio Pablo Castro sj.