Entrevista a Juan Cristóbal García Huidobro SJ en diario el Mercurio. 25 de mayo 2024
“Creo en un país donde la educación no es igual para todos, pero sí las posibilidades”
Más de 120 profesionales de la educación, representando a 16 establecimientos escolares repartidos entre Antofagasta y Puerto Montt — que juntos suman más de 15 mil estudiantes—, se reunieron a fines de la semana pasada a reflexionar entre pares.
«Fue la tercera jornada anual de los directivos de nuestra red. Y digo tercera a pesar de que esta tiene 26 años, porque por distintas razones siempre habíamos separado a los colegios pagados de los subvencionados. Entre otras cosas, porque los desafíos a veces se veían como muy distintos; desde las formas de financiamiento hasta los programas estatales que ayudan o no ayudan», explica a «El Mercurio» el sacerdote Juan Cristóbal García-Huidobro, presidente de la Red Educacional Ignaciana (REI) Compañía de Jesús.
«Pero hace tres años tomamos la decisión de unirlos a todos, porque creemos que el país necesita tender puentes sociales y vemos que ese puede ser un sello nuestro: son pocas las redes escolares que juntan esta diversidad de contextos, con colegios que atienden poblaciones de clase alta o media alta y al mismo tiempo vulnerables» plantea.
En ese sentido, García-Huidobro destaca su diversidad señalando casos como el del colegio Enrique Alvear, de Cerro Navia, o el colegio Padre Hurtado y Juanita de los Andes, de Las Condes. Asimismo, indica que además de buscar diversidad dentro de la propia red, su objetivo también apunta a lograrla dentro de los mismos establecimientos.
El presidente de la REl señala el ejemplo del colegio subvencionado con copago San Ignacio de Concepción, que reúne a estudiantes en contextos de vulnerabilidad con otros niños que pueden ser «hijos de profesores universitarios, funcionarios públicos o seremis, algo que por lo general no pasa en los colegios subvencionados. Somos por lo mismo muy conscientes de que debemos mantener un buen nivel, porque si el nivel del colegio baja, sabemos que se van a querer ir».
Siguiendo con esta idea, al pasar una generación de 8° básico a 1° medio, el colegio San Mateo de Osorno abre cada año un curso nuevo, subiendo de dos a tres. «La gran mayoría (de los nuevos alumnos) son becados de colegios públicos, lo que lleva a una enseñanza media muy diversa».
Aunque el desafío mayor sigue siendo los establecimientos pagados —ya hay pasos, como la colegiatura diferenciada del San Ignacio El Bosque en Providencia, donde a los apoderados se les cobra según su nivel de ingreso—, «estamos con un esfuerzo muy fuerte de que la inclusión no solo se viva en una red diversa, sino en cada colegio», dice García-Huidobro.
La propia filosofía
Durante las dos primeras reuniones anuales de la REl, los directivos convocados se centraron en desarrollar lo que llamaron un Marco Curricular Ignaciano, así como a construir un ideario común, algo «como un paraguas en términos de las cosas a las cuales adscribimos todos, independiente del contexto».
Este 2024, el llamado fue a deliberar colectivamente sobre un tema que sienten ha estado invisibilizado en la discusión pública: la actualización de las Bases Curriculares de 1° básico a II° medio. Esto supone la actualización de los objetivos de aprendizaje para casi toda la trayectoria escolar obligatoria, cuyas últimas definiciones oficiales son de 2012 (para 1° a 6º básico) y 2015 (en los casos de 7° básico a 2° medio).
«Lo que ocurre es que el Mineduc publica cambios y los colegios los implementan diciendo a sus profesores de matemáticas, ciencia o historia que se adapten. Pero son pocos los que se preguntan: ‘Bueno, esto es lo que el ministerio pide. ¿Cómo lo entendemos nosotros desde nuestra filosofía educativa? ¿Qué podemos ajustar, cambiar, añadir o quitar?’. En eso estamos nosotros», expresa.
La meta es tener un marco curricular definido de aquí a un año. «Podría ser que tengamos en nuestros colegios asignaturas propias que, por ejemplo, no están en el sistema. Los colegios en general tienen seis a ocho horas de libre disposición, que son horas para hacer lo que estimen más conveniente. Lo normal es que se incluyan más horas de matemática o lenguaje, quizás en aquellos más relajados talleres de arte o deporte. Pero colegios que se tomen en serio ese espacio para pensar alternativas distintas, son poquitos. Nosotros buscamos ser de esos», dice con convencimiento y señala que, bajo esta lógica, durante su reciente encuentro, los directivos participaron en una charla sobre el rol de la educación humanista en tiempos de la inteligencia artificial.
En la misma reunión, los docentes hicieron el ejercicio de comparar sus actuales planes de estudio y conversar sobre la distribución de horas de cada uno.
«Así los profesores captan que su rol es mucho más que lo que hacen en una sala de clases con sus 30 ó40 estudiantes. También tiene que ver con el diseño más grande de la experiencia educativa».
El sacerdote jesuita reflexiona: «Yo al menos creo en un país donde la educación no es igual para todos, pero donde las posibilidades sí son iguales para todos, con familias que eligen la educación para sus hijos según su proyecto de vida y tomando en cuenta la pluralidad de Chile; donde hay familias que son más cercanas a una educación católica, otras a una educación más pública como secular, otras a una educación que quizás tiene estudios humanistas, pero no religiosos, o de alguna corriente filosófica particular. Mientras más proyectos curriculares diversos haya, creo que más rico es nuestro sistema educativo»
La REl educa a más de 15 mil estudiantes a lo largo de todo Chile, incluyendo a varios establecimientos con más de 150 años de historia.
Actualmente, la red se plantea ser pionera en la actualización del currículum, lo que se volvió el tema central de su más reciente encuentro entre directivos
Cambiar vidas
Juan Cristóbal García-Huidobro se describe a sí mismo como «un bicho raro». Esto, para explicar cómo fue que tras titularse como ingeniero siguió el camino del sacerdocio y luego se centró en la educación.
«La congregación de los jesuitas tiene una veta social fuerte, así como una veta educativa muy grande. Desde muy temprano, a mí me pidieron ir a colegios, que era algo que yo no soñé nunca, pero de lo que me terminé enamorando. Me conecté con mi propio período de joven y con cómo ciertas personas me ayudaron a ver cosas, a imaginar futuros posibles», explica. «Me di cuenta de que es muy importante lo que pasa en un colegio; que cambia vidas si está bien hecho», agrega.
Este camino lo llevó a doctorarse en Educación en el Boston College de Estados Unidos, centrándose justamente en temas de currículum.