Innovación e identidad
Aprender a ser conscientes del propio pensamiento a través de una reflexión continua, trabajar colaborativamente para resolver problemas reales que sirvan a otros, es la base del cambio pedagógico en que estamos embarcados. Al mismo tiempo, se trata de una vuelta a la raíz de la identidad ignaciana. Las razones son muchas. Avanzar en esta ruta nos lleva por tanto hacia adelante y a la vez a una mayor hondura de la identidad del colegio. Es desde allí donde el cambio adquiere mayor fuerza.
La pedagogía ignaciana propicia el desarrollo pleno de los estudiantes como “personas para los demás”, capaces de discernir los mejores medios para ir construyendo su vida conforme al proyecto de Dios.
Se trata de un proceso continuo que debe ser acompañado y evaluado, de acuerdo a la edad y el nivel de desarrollo de cada estudiante. Las estrategias metodológicas que permiten aprender a tomar conciencia del propio pensamiento, que privilegien el trabajo colaborativa y se orienten a resolver problemas reales son altamente coherentes con nuestra identidad. Somos seguidores del modelo de Ignacio de Loyola en los ejercicios espirituales: llegar a ser una persona libre, que busca, encuentra y lleva a cabo la voluntad de Dios en cada situación.
Para seguir leyendo
- Discurso al padre general de la Compañía:
«Una pedagogía al servicio de la formación de un ser humano reconciliado con sus semejantes, con la creación y con Dios« - La innovación educativa en clave ignaciana