Entrevista a emblemática enfermera Edith Salazar
El viernes 30 de julio, al final de la liturgia por el Día de San Ignacio agradecimos a la querida Edith Salazar. Luego conversamos con ella y, entre otras cosas nos dijo que «somos responsables de educar en lo linda que es la vida”. Ver más
Entrevista a emblemática enfermera Edith Salazar
Durante la liturgia en el Día de San Ignacio hubo un aplauso largo y emocionado. La destinataria de todo ese cariño era Edith Salazar, enfermera en el colegio por 15 años.
Cuando llegó había solo una enfermera media jornada y asumió la otra media jornada para que hubiese atención todo el día. Eran tiempos en que el San Ignacio El Bosque era solo para hombres y el mundo corría a velocidad un poco más lenta.
¿Qué te impulsó a trabajar acá?
Yo amaba al colegio desde antes, siempre quise que mis hijos estudiaran aquí. Me gustaba la mística y los lineamientos de la Compañía de Jesús, que a pesar de todo ha sabido salir adelante. Como apoderada veía de afuera el ambiente y me gustaba; cuando entré a trabajar supe que lo que se ve por fuera es efectivamente lo que hay por dentro. El ambiente es grato, con cariño y respeto por tu trabajo.
Mis niños me preguntaban si en la Universidad de Chile me habían enseñado todo acerca de las yerbas para así trabajar en el colegio. Ellos siempre lo soñaron.
¿Cómo evalúas tu paso por el Sieb en lo humano?
Ha sido un regalo para mí. Siempre había trabajado en el área de oncología, donde había visto mucho sufrimiento, mucha rabia y cambiarme a esta área, donde los niños corren felices por la vida y que con tanta ingenuidad cuentan sus cosas… Lo he pasado muy bien. A veces trabajamos harto, hay días en que llegábamos a atender cien pacientes; por otro lado, los niños son muy respetuosos, te quieren mucho, te tienen confianza…es una alegría muy grande. Este trabajo me ha permitido ver al ser humano en otra etapa y creo que la alegría de vivir de los niños, esa energía que le brota por los poros, señala que Dios está presente, que tiene fe en la humanidad y que nosotros somos responsables de educar en lo linda que es la vida y lo importante que es cuidar nuestro cuerpo y nuestra alma.
¿Y en lo laboral?
Ayudé a profesionalizar más la Enfermería. Hicimos muchos estudios con niños sanos, hacíamos control peso / talla, control de presión arterial, hacíamos actividades en el mes del corazón…Hicimos cursos de primeros auxilios donde enseñábamos reanimación y manejo básico de heridas, por ejemplo. Ese es el regalo para la vida que le hace Enfermería a los estudiantes, además de la ficha de salud que le entregábamos a los Cuartos Medios el último día de clases. En lo profesional aprendí mucho y participé en la Red de Enfermerías de Colegios.
¿Con qué te quedas?
Con lo bueno, es cierto que hubo cosas que no me agradaron, que hubo momentos de tensión con la pandemia, con programar el retorno a clases. Todos estábamos muy tensos, porque es una pandemia que nadie conocía ni tenía experiencia. Sumando y haciendo la resta de lo que no me gustó tanto, me voy llena de energía y de manifestaciones de cariño de funcionarios, alumnos y apoderados. Ha sido un regalo y le debo a Dios todo lo que he recibido estos años, me voy con el corazón llenito de amor y agradecimiento.
¿Qué desearías para el colegio?
Le deseo lo mejor, porque para mí es una familia, es mi otro hogar, es parte de mi vida. Quiero mucho al colegio como institución; también a cada una de las personas que trabajan aquí y a los niños. Solo les pido seguir cuidando lo que tenemos, es un colegio muy bonito, los estudiantes reciben una educación privilegiada. Cuidamos lo que tenemos con transparencia, respeto por el otro, amor entre ustedes y amor a Dios por sobre todas las cosas. Le deseo lo mejor, lo mejor.
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