Los desafíos del quehacer docente en el aula virtual
Adaptarse, capacitarse y aprender han sido tres ejes para los profesores durante la pandemia. En el siguiete testimonio, la profesora de Teología Nicole Marín, cuenta sus experiencia.
Los desafíos del quehacer docente en el aula virtual
Adaptarse, capacitarse y aprender han sido tres ejes para los profesores durante la pandemia. En el siguiente testimonio, la profesora de Teología Nicole Marín, cuenta su experiencia.
«Desde que comenzó el período de cuarentena y suspensión de clases presenciales, todos nos hemos tenido que adaptar rápidamente y con gran flexibilidad a un escenario que nadie había planificado previamente…, o más bien, a un contexto del que no habíamos dimensionado el tremendo impacto que nos traería como consecuencias. Los profesores por un lado, nos hemos ocupado de preparar y planificar nuestras clases, actualizando plataformas virtuales, generando recursos didácticos interactivos, dándonos tiempo para la resolución de dudas y la realización de seguimiento de nuestros estudiantes, coordinando reuniones y videollamadas entre los sectores de aprendizaje, profesores, ciclos y los equipos de trabajo; entre tantas otras responsabilidades que son necesarias para que se lleve a cabo el proceso de enseñanza y aprendizaje. Los que somos profesores jefes, tuvimos que implementar canales de comunicación activos, para dialogar permanentemente con nuestros estudiantes y los padres y apoderados, así también como generar espacios de contención y acompañamiento constante grupal y personalizado.
Los estudiantes y sus familias por su parte, adaptando sus hogares como verdaderas oficinas y espacios de trabajo, de modo de hacer compatibles el teletrabajo y las nuevas ‘aulas en casa’, generando turnos para usar los computadores, distribuyendo las labores hogareñas, dándose espacios de ocio y recreación, así como el establecimiento de horarios y rutinas diarias para enfrentar el encierro.
En este contexto -el de la virtualidad- en que tenemos más tiempo para nosotros mismos, es que valoramos aún más las relaciones humanas, el contacto con otros, los encuentros grupales. En el Colegio, se extraña el ruido de los patios y los recreos, las muestras de cariño de los estudiantes, las risas, las voces, los gestos, las miradas, y todo lo que involucra y contribuye en el compartir con otros y el sentido de construir comunidad.
A estas alturas en que el cansancio se empieza a manifestar y el encierro incluso nos puede parecer una costumbre, se hace fundamental que renovemos nuestras fuerzas y potenciemos nuestro ánimo y energías, para no decaer en el día a día y mantenernos firmes en nuestras convicciones y anhelos, así como en nuestras expectativas y propuestas. Hoy más que nunca debemos ‘ocuparnos’ en lo fundamental, en encontrarnos con nosotros mismos, desarrollar nuestra interioridad y cultivar la mejor versión de nosotros mismos, allí en la intimidad del hogar, en tu espacio y a tu tiempo.
Aferrémonos al momento en que podremos volver a compartir con los demás y preparémonos para que ese regreso sea de la manera más responsable posible, teniendo plena conciencia de nuestra seguridad y la de todos, así como de nuestra integridad, caminemos juntos en la construcción del Reino, seamos responsables de nuestras acciones y demos lo mejor de nosotros mismos, en todo momento.