Palabras del CASI al retomar las actividades lunes 28 de octubre
Esta semana será distinta porque tendremos la oportunidad de escucharnos y dialogar sobre qué sentimos, qué creemos y cuáles son nuestras preguntas. Nos informaremos y reflexionaremos sobre un camino de justicia que recién está comenzando, porque aún queda mucho por avanzar. Seguir leyendo
Palabras del CASI al retomar las actividades lunes 28 de octubre
Desde hace un tiempo hasta hoy, nos acostumbramos a ver que hay personas que pueden comprar la salud y que hay otros que deben hacer bingos y completadas para poder atenderse. Nos acostumbramos a ver a abuelos y abuelas trabajar porque la pensión no alcanza para llegar a fin de mes. Nos acostumbramos a ver que la educación de calidad es un privilegio y que por más que las convenciones y los tratados la postularan como un derecho, no alcanzaba para todos. También, nos acostumbramos a ver que por más y más horas que se trabajarán, el sueldo no era suficiente y, entre pobreza y miseria, apretarse el cinturón no era una opción, sino obligación.
Y así fuimos creciendo, en un país desigual. Acostumbrándonos a ver que todo tenía precio, que si podías pagar recibías lo mejor y si no, simplemente había que “salvarse como se pudiera”. Desde nuestra condición de privilegio, nos conmovían estas historias de realidad que escuchábamos o amablemente nos compartían, y nos dejábamos afectar reflexionando en base a eso: al pobre, excluido, explotado o discriminado.
Faltaron 30 pesos para darnos cuenta que a lo que nos acostumbramos durante 30 años nunca fue correcto. Y así fue como el Chile despertó. Despertamos para gritar fuerte y claro por justicia, sin embargo, algunos escucharon guerra. Y entre represión, persecución y balas, el pueblo no dejó de despertar, y nos organizamos, salimos a la calle, caceroleamos y protestamos con un solo objetivo: un futuro mejor para todos y todas.
Hoy, entendemos que no puede existir un Chile para pobres y un Chile para ricos. Que lo más violento siempre será la desigualdad social y que si no somos capaces de ceder ciertos privilegios, jamás construiremos ese Chile mejor para todos y todas.
Esta semana será distinta porque tendremos la oportunidad de escucharnos y de dialogar sobre qué sentimos, qué creemos y cuáles son nuestras preguntas. Nos informaremos, reflexionaremos y discutiremos sobre un camino de justicia que recién está comenzando, Y recién está comenzando porque aún queda mucho por avanzar. Porque si ayer fuimos más de 1 millón, hoy no podemos ser mil. Aún no hemos conseguido nada, y frente al inmovilismo y la indiferencia de quedarnos en nuestras casas como si todo volviera a la normalidad, como estudiantes ignacianos debemos comprender que frente a tanto privilegio, es un deber y una responsabilidad movilizarnos.
Hoy sabemos que queda mucho camino por recorrer y mucha historia por escribir, pero estamos convencidos que esta lucha solamente cesará cuando la dignidad se haga costumbre.
Y nosotros miramos las estrellas que flotan en el mar
Esperando algún día ser algo más para la sociedad