Despedida del CASI
El siguiente texto fue leído por Guillermo Matta en representación del CASI durante la despedida que el Tercer y Cuarto ciclo le dieron a los Cuartos Medios en el gimnasio del colegio.
Querido rector, profesores, directivos, alumnos, auxiliares, pero por sobre todo, querida generación 2018
Hoy estamos aquí reunidos frente a un punto de inflexión de toda una generación. Un momento de reflexión y de reconocimiento de catorces años de experiencias y aprendizajes y un tiempo infinito de profundos e inciertos desafíos. Quién diría que los mismos niños que daban sus primeros pasos como ignacianos ese año 2005, se transformarían en lo que son ahora, hombres integrales con valores claros, listos para salir al mundo a servir y compartir todo lo aprendido, demostrando que ser ignaciano no es el mero hecho de pertenecer a este colegio, sino que es, donde a cada uno le toque hacerlo, dar la vida por los otros entregando todos los talentos y dones que se poseen.
Para mí, este también es un momento muy emotivo. Luego de largos años, logre forjar una gran amistad con ustedes. Siempre los tuve como referentes, su experiencia siempre fue un gran determinante para que siga el camino que sus consejos dictaban. Su estatus de “grandes” nunca fue un impedimento para escucharnos a nosotros los menores, es más, siempre los tuve como un hermano mayor, un hermano con el que viví y seguiré viviendo grandes experiencias, un hermano que siempre me previno de los obstáculos con los que me podía encontrar, un hermano, que en un momento lleno de emociones hoy se va de la casa…
A partir de hoy, tal como lo hizo Don Quijote, ustedes dejan los libros de caballería para enlistarse de una vez por todas a las arduas aventuras y batallas de la vida, estas aventuras no se pueden enfrentar sin la ayuda de Sancho y Rocinante, sus fieles amistades que lograron forjar durante toda su etapa escolar. Debido a mi corta experiencia, no soy quién para darles consejos para lo que viene, sin embargo, no hay nadie más experimentado que El Quijote para hacerlo, tal como lo hizo con su fiel amigo Sancho Panza.
“Hijo, atento a este tu Catón, que quiere aconsejarte, y ser norte y guía que te encamine y saque a seguro puerto de este mar proceloso donde vas a engolfarte; que los oficios y grandes cargos no son otra cosa sino un golfo profundo de confusiones.
1. “Primeramente, has de temer a Dios; porque en el temerle está la sabiduría, y siendo sabio no podrás errar en nada.
2. “Lo segundo, has de poner los ojos en quien eres, procurando conocerte a ti mismo, que es el más difícil conocimiento que puede imaginarse. Del conocerte saldrá el no hincharte, como la rana que quiso igualarse con el buey.
3. “Haz gala, Sancho, de la humildad de tu linaje, y no te desprecies de decir que vienes de labradores, y preciate más de ser humilde virtuoso, que pecador soberbio. Innumerables son aquéllos que de baja estirpe nacidos han subido a la suma dignidad; y de esta verdad te pudiera traer tantos ejemplos, que te cansaran.
4. “Mira, Sancho, si tomas por medio a la virtud y te precias de hacer hechos virtuosos, no hay para que tener envidia a príncipes y señores; porque la sangre se hereda, pero la virtud vale por sí sola lo que la sangre no vale.
5. “Hallen en ti más compasión las lágrimas del pobre, pero no más justicia que las informaciones del rico. Procura descubrir la verdad por entre las promesas y dádivas del rico como por entre los sollozos e importunidades del pobre.
6. “Si estos preceptos y estas reglas sigues, Sancho, serán luengos tus días, tu fama será eterna, tus premios colmados, tu felicidad indecible; casarás tus hijos como quisieres; títulos tendrán ellos y tus nietos; vivirás en paz y beneplácito de las gentes, y, en los últimos pasos de la vida, te alcanzará el de la muerte en vejez suave y madura, y cerrarán tus ojos las tiernas y delicadas manos de tus terceros netezuelos.
Queridos hermanos mayores, quiero agradecerles por el gran legado que le otorgaron a nuestra comunidad, habiendo dejado una marca en cada uno de los aquí presentes. Puede que hoy se vayan de la casa, pero siempre seguirán siendo parte de esta gran familia, y su tarea a partir de ahora está en expandirla a lo largo del mundo, un mundo que pide a gritos, la necesidad de cambios, cambios que tal como dijo Don Quijote, “no son locura ni utopía, sino ¡justicia!”