Una oportunidad para renovar la vida en lo cotidiano.
En medio de la pandemia, la amenaza de la guerra y los profundos cambios sociales, políticos y económicos que vive en el mundo, la celebración de los 500 años de la conversión de San Ignacio no se refiere principalmente al pasado. Se trata del presente y del futuro. Es una oportunidad para renovar y redescubrir las raíces ignacianas. Es una oportunidad para detenerse, hacer balance y volver a poner a Cristo en el centro. Se trata de una conversión continua y diaria.
El padre general Arturo Sosa sj dice:
Es bueno recordar que la herida que sufrió Ignacio en Pamplona no fue tanto un final feliz, como un comienzo feliz. La conversión consiste a veces en grandes momentos de cambio, pero también es un proceso interminable. Hay que poner a Cristo en el centro cada vez, una y otra vez. Este proceso es una peregrinación por caminos sinuosos, con subidas y bajadas, a veces teniendo que volver sobre nuestros pasos, a veces sintiéndonos perdidos. Pero encontrando en el camino personas que nos indican el camino y nos tienden la mano.
Este Año Ignaciano es una peregrinación de conversión. El Papa Francisco, en su reciente libro Soñemos juntos, dice que un peregrino es alguien “que se descentra y así puede trascender. Sale de sí mismo, se abre a un nuevo horizonte, y cuando vuelve a casa ya no es el mismo, y por eso su casa no será la misma. Este es un tiempo de peregrinación”.
Queremos ponernos en camino, dejándonos guiar suavemente por el Espíritu Santo, centrando nuestra vida cada vez más en Cristo y posibilitándonos ver nuevas todas las cosas en Cristo.
Sobre la conversión de Ignacio, el Papa Francisco dijo a la Compañía de Jesús:
A lo largo de su vida se convirtió […] puso a Cristo en el centro. Y lo hizo a través del discernimiento. El discernimiento no consiste en acertar siempre desde el principio, sino en navegar, en tener una brújula para poder emprender el camino que tiene muchas curvas y vueltas, pero dejarse guiar siempre por el Espíritu Santo que nos va conduciendo al encuentro con el Señor.
– Papa Francisco
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