Celebración Domingo de Ramos
Con una amplia participación de estudiantes y apoderados se celebró el Domingo de Ramos, el pasado 14 de abril en el colegio. El día en que Jesús sube a Jerusalén las oraciones estuvieron orientadas a poner en manos de Jesús «los propios dolores, muertes y resurrecciones».
Celebración Domingo de Ramos
Con una amplia participación de estudiantes y apoderados se celebró el Domingo de Ramos, el pasado 14 de abril en el colegio. El día en que Jesús sube a Jerusalén las oraciones estuvieron orientadas a poner en manos de Jesús los propios dolores, muertes y resurrecciones.
«Entramos con Jesús en una semana que parece el resumen de una vida entera… Esta semana, como toda nuestra vida, tiene entusiasmo y alegría, como la gente que levanta las palmas y canta y grita de júbilo, como nosotros cuando nos llegan noticias que llenan el alma y el corazón». Agregó:
–Esta semana hay una mesa compartida… una cena cargada de sentido y compartida con quienes Jesús más quiere, como tantas mesas que compartimos en nuestra vida con gente querida y significativa. Esta semana hay amistad sincera y verdadera, vivida desde la fragilidad humana que nos habita a todos. Los amigos tratan de ser fieles pero el temor se hace presente. Las amigas tratan de ser fieles y permanecen con Jesús incluso ante la cruz.
La amistad herida de Pedro se despliega en su propio llanto frágil. Nosotros tantas veces intentamos estar cerca de los que sufren, aunque no siempre seamos capaces, como Pedro, de sostener nuestra fidelidad y nuestro compromiso. Esta semana hay dolor y hay muerte. Y el dolor y la muerte nos visitan a todos y todas, aunque nos cueste mirarlas a la cara; aunque tratemos de negarlas, el dolor y la muerte es una experiencia que hemos vivido a causa de otros y que todos vamos a enfrentar tarde o temprano. Pero toda esta semana se mira y se vive desde la esperanza. Nuestra fragilidad no es la última palabra. Nuestras mesas compartidas sólo anticipan el gran banquete del Reino. Nuestra amistad se fortalece junto a Jesús. Y la muerte, la muerte no puede nada contra Dios Amor, porque Jesús resucitó y en el Amor vivimos y viviremos para siempre.
Oración universal
Un especial énfasis tuvieron en esta misa las peticiones realizadas al momento de la oración universal.
- En el día que Jesús sube hacia Jerusalén, te encomendamos, Padre, a todos los que van por la vida experimentando que se les hace cuesta arriba: a quienes sienten que sus fuerzas flaquean; a quienes están más solos o están más tristes; a quienes el dolor del cuerpo o del corazón les aprieta el corazón.
- En este día en que hemos leído la Pasión, te encomendamos, Padre, a todos los que, como tu hijo, sufren desprecio y abandono: a los migrantes y desplazados; a los excluidos por razones de género, origen o identidad; a quienes se encuentran viviendo en las calles.
- Hoy día en que levantamos nuestros ramos en gesto de alabanza y bendición, te pedimos, Padre, que no dejemos de reconocer tu amor, de agradecer tus bendiciones, de compartir la alegría de experimentarnos familia, comunidad y pueblo en la fe, en la esperanza y en el amor.
- En este día en que iniciamos nuestra Semana Santa, ayúdanos Padre a permanecer unidos a tu Hijo Jesús en toda nuestra vida, en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, en pobreza y en riqueza, viviendo según su modo y sus enseñanzas.
- En esta hora en que celebramos juntos la Eucaristía, ensancha Padre nuestros corazones, para que las vidas heridas de nuestros hermanos, para que la memoria amorosa de nuestros difuntos, para que el silencio los que están enfermos, vaya con nosotros cuando nos acerquemos a la mesa de tu Hijo Jesús.
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