Bienvenido al equipo de pastoral Germán Méndez S.J.

Un nuevo jesuita se incorporó a nuestra comunidad educativa, aprovechamos de darle la bienvenida y también de agradecer todo el bien hecho por Cristián Viñales S.J. en el colegio. Ver más  

Germán Méndez S.J. (36 años, psicólogo especialista en educación) se incorporó recientemente como parte del equipo de jesuitas que apoyan pastoralmente a nuestra comunidad educativa. “El colegio está teniendo una reformulación del modo en el que los jesuitas estaremos colaborando en el área de pastoral, por lo que actualmente no existirían capellanes por ciclos, pero sí cierta focalización de nuestra colaboración en algunos segmentos”, explica. “En mi caso, se me ha ido comunicando que probablemente estaría focalizado en el tercer y cuarto ciclo, pero esto está aún en proceso. Después de Semana Santa mi destino se ha hecho público y ya me encuentro poco a poco conociendo los equipos y colaborando con algunas actividades del cuarto ciclo”.

¿Con qué espíritu asumes esta tarea en el San Ignacio El Bosque?

Estoy muy contento de poder estar aquí y colaborar en el ámbito educativo, habiendo tenido recientemente la posibilidad de finalizar mis estudios en Psicología con la especialización en el área educativa. Además, cuento con bastantes vínculos con el colegio a partir de mi experiencia en la CVX y el trabajo en conjunto en diversas experiencias con el San Ignacio Alonso de Ovalle (SIAO).

¿Cómo asumes el desafío de la educación a distancia?

Este tiempo de virtualidad ciertamente ha sido difícil y desafiante para todos, el cual nos ha demandado un inmenso trabajo y creatividad. Sin embargo, creo que esto mismo nos ha enseñado nuevas cosas a cada uno y nos ha movilizado a no dejar de poner el corazón y las energías en lo que hacemos estando atentos a lo que ocurre con los estudiantes de una manera distinta. Creo que es un tiempo distinto, complejo, pero de grandes posibilidades.

Donde está su corazón

Su historia vocacional se remonta a los últimos años de colegio por su experiencia en misiones, con personas en campamentos, comunidades cristianas de base en la población La Legua y en la comuna de La Granja. “Luego en la universidad seguí estando vinculado a estas comunidades, pero ahora con una sensación más potente de disfrutar mucho estos pequeños encuentros y el trabajo pastoral en la universidad”. Entre medio pololeó, pero en el último año de universidad la inquietud se acrecentó y llegó un momento en que “me pregunté dónde estaba puesto mi corazón (…) Para ese entonces era muy cercano con Cristián del Campo S.J., quien acompañaba mi comunidad hace algunos años”, cuenta. Él le recomendó ser acompañado por Pablo Walker S.J y luego de vivir los ejercicios espirituales de ocho días, postuló e ingresó a la Compañía de Jesús. El año 2010 hizo los votos perpetuos y el 8 de junio del 2018 fue ordenado sacerdote en la Iglesia de San Ignacio.

¿Qué es lo que te impulsó a ser jesuita?

Experimentaba que en todo este proceso de discernimiento me sentía profundamente en búsqueda, al comienzo no lo tenía tan decidido por la Compañía, pero sí sabía que estaba en búsqueda de algo que pudiera conectarme con Dios de una manera más profunda, cercana y que sacara lo mejor de mí, en servicio de los demás.

Recuerda que en ese tiempo los ejercicios espirituales fueron claves para experimentar su vocación como un regalo de Dios y una oportunidad para “amar más de un modo distinto en un lugar en el que sentía que podría sacar lo mejor de mí, formarme con dedicación, servir en un espacio apostólico diverso y desafiante”.

¿Qué encargos pastorales has tenido antes del SIEB?

Durante el tiempo de Juniorado colaboré tres años en la casa central de la CVX Secundaria junto a los estudiantes de 2º, 3º y 4º medio. Luego, en mi tiempo de Magisterio, estuve colaborando en la Misión Mapuche durante dos años sirviendo en el Hogar de Cristo en el acompañamiento de tres programas: Centro de Encuentro para Adultos Mayores, Programa de Atención Domiciliaria del Adulto Mayor y Jardín en su casa intercultural. A esto se le sumaba el trabajo de acompañamiento a cuatro comunidades católicas, muy distantes una de otra, en el sector rural de Tirúa. Posteriormente, en mi tiempo de estudio de Teología en Colombia colaboré durante tres años en el trabajo de acompañamiento espiritual a estudiantes de la media y sus procesos de formación pastoral en el programa de curso taller ignaciano. Simultáneamente, estuve colaborando por casi dos años en la Pastoral de la Universidad Javeriana en el acompañamiento espiritual de estudiantes universitarios y acompañando ejercicios espirituales en la vida diaria.

A mi regreso de Colombia fui destinado a colaborar en el SIAO. En este lugar estuve acompañando a lo largo de dos años y medio, a los estudiantes de pre-escolar, segundo y tercer ciclo. Además, fui capellán de los scouts del colegio y de la CVX.

¿Cuál de esos encargos te ha gustado más y por qué?

Desde mi tiempo en Colombia trabajando en un colegio de la Compañía de Jesús, experimenté con mucha fuerza la confirmación de que me sentía llamado a trabajar con jóvenes en el ámbito educativo, allí sentía que mi ministerio daría mayores frutos de acuerdo a mis talentos, mi formación y personalidad.